El Laberinto Normativo del Self-Storage en España: Desafíos y Oportunidades

Introducción

El sector del self-storage en España ha experimentado un crecimiento constante en la última década, impulsado por la urbanización, la reducción del espacio en las viviendas y la evolución de las necesidades de los consumidores. Sin embargo, esta expansión no ha estado exenta de desafíos, especialmente en lo que respecta a un marco regulador que aún no reconoce el self-storage como una categoría diferenciada.

A diferencia de mercados más maduros como el Reino Unido o Estados Unidos, donde existen normativas específicas para la industria, en España el self-storage suele quedar en un limbo legal, lo que genera retrasos en la obtención de licencias, interpretaciones urbanísticas inconsistentes y altos costos de cumplimiento normativo.

Este artículo explora las lagunas regulatorias, los desafíos en la concesión de licencias, el papel de estándares como la UNE EN 15696 y la necesidad de adoptar un enfoque proactivo para impulsar regulaciones específicas para el self-storage en España.

La confusión entre Self-Storage y «Trasteros» y el auge del self-storage urbano

Uno de los principales problemas regulatorios que enfrenta el self-storage en España proviene de su identificación errónea como «trasteros» (almacenes residenciales). Para hacer más comprensible el concepto para el público, el sector adoptó el término «alquiler de trasteros», lo que, sin quererlo, ha generado confusión entre las administraciones municipales.

Sin un marco regulador específico, los ayuntamientos incluyen el self-storage dentro de categorías preexistentes. En la mayoría de los casos, lo encuadran dentro del uso industrial de almacenamiento, aplicando regulaciones que no reflejan sus características operativas. Sin embargo, en muchas localidades también se asocia erróneamente con los trasteros residenciales, imponiendo requisitos normativos inadecuados que no se ajustan a su uso real ni a su nivel de riesgo.

Este problema se ha intensificado en los últimos años con la creciente tendencia de desarrollar centros de self-storage en entornos urbanos, en locales a pie de calle o incluso en sótanos de edificios residenciales. Aunque este modelo responde a la demanda de los consumidores urbanos que buscan proximidad y accesibilidad, también ha generado más confusión entre los técnicos municipales. En muchas ocasiones, estas instalaciones son tratadas como una extensión de los trasteros residenciales (como se observa en Sevilla, por ejemplo), aplicando criterios de seguridad y construcción que no reflejan la realidad del self-storage.

Por ejemplo, en algunos municipios:

  • Las unidades de almacenamiento deben construirse con paredes de obra o extenderse hasta el techo.
  • Cada unidad se trata como un sector de incendios independiente, lo que implica la instalación de detectores de humo, puertas cortafuegos y sistemas de ventilación individuales, medidas costosas y a menudo innecesarias.
  • En algunos casos, las unidades de almacenamiento solo pueden destinarse a los residentes del edificio, impidiendo su comercialización al público general.
Un marco normativo complejo y poco claro

En España no existe una legislación específica para el self-storage, por lo que estas instalaciones se regulan bajo normativas generales de suelo industrial y comercial sin considerar sus particularidades.

Los ayuntamientos interpretan estas instalaciones de manera diferente:

  • Algunos las clasifican como espacios industriales, lo que impone restricciones urbanísticas severas y limita su ubicación a las afueras de las ciudades, en lugar de reconocer el self-storage como una actividad diferenciada.
  • Otros lo asimilan a trasteros residenciales, aplicando normativas de seguridad y construcción que no se ajustan a su verdadero uso.

Esta falta de claridad normativa complica el desarrollo de nuevos centros en las zonas urbanas, donde existe una demanda creciente de soluciones de almacenamiento.

El estándar AENOR (UNE EN 15696): una referencia, pero no una solución

Aunque en España no existe una regulación nacional específica para el self-storage, sí se cuenta con un estándar europeo de referencia: la UNE EN 15696, desarrollada por AENOR (Asociación Española de Normalización). Sin embargo, este estándar es solo una guía de buenas prácticas y no un marco regulador vinculante. Se centra en aspectos operativos, como seguridad, control de accesos y relaciones contractuales con los clientes, sin abordar aspectos clave como la zonificación, la construcción o el cumplimiento de normativas de seguridad.

Además, la UNE EN 15696 no es obligatoria en España, ya que no ha sido incorporada a la legislación nacional. Esto significa que los ayuntamientos no están obligados a seguir sus recomendaciones, permitiendo interpretaciones dispares y generando un entorno regulador incierto y fragmentado.

Aunque la UNE EN 15696 es un buen punto de referencia, resulta insuficiente para proporcionar un marco regulador efectivo. España necesita una categoría legal específica para el self-storage que defina claramente la zonificación, los procesos de concesión de licencias y los estándares de seguridad contra incendios, garantizando seguridad jurídica para operadores e inversores.

Conclusión: Una oportunidad para regular el self-storage en España

El crecimiento del self-storage en España está en un momento clave. Sin una regulación clara, el sector seguirá enfrentando barreras burocráticas innecesarias, mayores costos y falta de seguridad para los inversores. Para desbloquear su verdadero potencial, es fundamental establecer una categoría inmobiliaria específica, estandarizar los procesos de concesión de licencias y adoptar buenas prácticas internacionales como la UNE EN 15696.

El papel de la industria en la defensa del sector es más importante que nunca. Organizaciones como la Asociación Española de Self Storage (AESS) están trabajando para educar a los municipios sobre las diferencias entre el self-storage y los trasteros residenciales, promoviendo marcos regulatorios adaptados a las mejores prácticas internacionales y colaborando con urbanistas para establecer criterios de zonificación adecuados. Sin embargo, se necesita una estrategia de defensa más estructurada que incluya la creación de una coalición sectorial, la participación de expertos jurídicos y urbanísticos y la organización de reuniones con responsables municipales y nacionales. Además, es fundamental aumentar la conciencia pública sobre los beneficios del self-storage a través de campañas mediáticas y eventos del sector.

El trabajo conjunto entre el sector, los responsables políticos y los urbanistas es clave para desarrollar un marco normativo integral que equilibre la operatividad con la seguridad y el cumplimiento. Si se actúa con decisión, España puede crear un entorno regulatorio transparente y predecible, que impulse un crecimiento sostenible y facilite el acceso de los consumidores a soluciones de almacenamiento de calidad en las ciudades.

El Self-Storage en España: De Nicho a Éxito Generalizado

De Comienzos Modestos a una Expansión Rápida

El self-storage en España ha recorrido un largo camino desde principios de los 2000, cuando el concepto llegó al país por primera vez. Lo que comenzó como un servicio de nicho, con solo unas pocas instalaciones en ciudades como Madrid y Barcelona, se ha convertido en una parte reconocida del panorama inmobiliario. En un inicio, la idea de alquilar espacio extra fuera del hogar era extraña para muchos españoles. A diferencia de Estados Unidos o el Reino Unido, donde el self-storage llevaba años consolidado, en España el sector tuvo que superar barreras culturales y la falta de demanda generalizada.

Con el tiempo, la urbanización, los cambios en los estilos de vida y las nuevas tendencias de vivienda impulsaron su crecimiento. Más españoles comenzaron a ver el self-storage como una solución práctica tanto para necesidades temporales como a largo plazo, ya sea para mudanzas, reformas, inventario de negocios o simplemente para despejar espacio en hogares cada vez más pequeños. Esto llevó a un crecimiento constante, con la expansión del sector no solo en las grandes ciudades, sino también en las áreas suburbanas.

Sin embargo, lo que ha ocurrido en los últimos dos años no tiene precedentes. Desde 2022, la capacidad de self-storage en España ha aumentado un 50 %, un salto impresionante para una industria que antes avanzaba a un ritmo más moderado. Según un informe de FEDESSA y CBRE de 2024, el espacio de self-storage en España creció de 1,3 millones de metros cuadrados en 2022 a 1,9 millones de metros cuadrados hoy en día. Este avance ha consolidado a España como el cuarto mayor mercado de self-storage en Europa, solo por detrás del Reino Unido, Francia y Alemania.

Urbanización y Nuevas Necesidades de los Consumidores

El boom del self-storage en España está estrechamente relacionado con tendencias urbanas y sociales. Ciudades como Madrid y Barcelona están entre las más densas de Europa, con viviendas cada vez más pequeñas y precios inmobiliarios en aumento. A medida que los hogares se hacen más compactos y la asequibilidad se convierte en un desafío, muchos residentes necesitan espacio extra, pero no pueden permitirse casas más grandes.

Aunque eventos como mudanzas, downsizing o herencias siempre han impulsado la demanda de self-storage, en los últimos años ha habido un cambio cultural importante. Lo que antes era visto como un lujo o algo innecesario, ahora se percibe como una extensión del hogar o el lugar de trabajo.

Además, las empresas han sido clave en este crecimiento. El auge del comercio electrónico y el dinamismo del sector PYME en España han incrementado la necesidad de soluciones de almacenamiento flexibles. En lugar de alquilar costosos almacenes, muchas empresas prefieren el self-storage para gestionar inventario, stock estacional y logística.

¿Por Qué Ha Crecido un 50 % en Solo Dos Años?

Aumento de Inversiones y el Interés Institucional

Uno de los principales factores detrás de este crecimiento acelerado ha sido el aumento en la inversión, tanto nacional como internacional. Fondos inmobiliarios, firmas de capital privado e inversores institucionales han puesto el foco en el self-storage, reconociendo su potencial como un activo resiliente y con alta demanda.

Este flujo de capital ha llevado a estrategias de expansión agresivas. Los operadores están adquiriendo instalaciones más pequeñas, modernizando sitios existentes y abriendo nuevas ubicaciones a un ritmo sin precedentes, tanto en el centro de las ciudades como en áreas suburbanas.

Instalaciones Automatizadas y Gestión Externa

Otra clave del crecimiento ha sido la adopción de modelos de self-storage sin personal, impulsados por la tecnología. Ahora, muchos operadores gestionan todo de forma digital: los clientes pueden alquilar unidades, acceder a ellas y gestionar sus cuentas en línea. Esto ha permitido a las empresas escalar más rápido y reducir costos operativos, haciendo viables ubicaciones que antes no lo eran.

Al mismo tiempo, los servicios de gestión externa han ganado terreno. Empresas especializadas se encargan de la operación diaria de las instalaciones, permitiendo que los propietarios e inversores se concentren en expandir sus carteras.

Expansión en el Centro y en las Afueras

El crecimiento en España es notable porque está ocurriendo en paralelo tanto en áreas urbanas como suburbanas.

  • Instalaciones en el Centro
    En ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, los operadores están reutilizando plantas bajas, antiguos almacenes y sótanos para crear instalaciones de self-storage. Estas unidades ofrecen comodidad y fácil acceso, ideales para clientes urbanos que necesitan soluciones rápidas. Con alquileres promedio de €35 por metro cuadrado, estas instalaciones generan buenos retornos y suelen atraer a clientes de corto plazo.
  • Complejos Suburbanos
    En las afueras, las instalaciones más grandes están creciendo rápidamente, con espacios que superan los 3,000–5,000 metros cuadrados. Estas unidades, con alquileres de unos €23 por metro cuadrado, son ideales para familias y empresas que necesitan más espacio. Gracias a su escala y menores costos de terreno (entre €500 y €1,000 por metro cuadrado), estos complejos son generadores de flujo de caja a largo plazo.

Reflexiones Finales: Una Industria en Modo Expansión

El self-storage en España ha evolucionado enormemente desde sus comienzos modestos. Si bien en las últimas dos décadas el crecimiento fue constante, los últimos dos años han marcado un antes y un después, con un aumento explosivo impulsado por la demanda, la inversión y el cambio en los hábitos de los consumidores.

Aunque el sector aún no alcanza los niveles de adopción generalizada que tienen el Reino Unido o Estados Unidos, está claro que España está en la senda de un crecimiento sostenido. Con una mayor densidad urbana, presiones inmobiliarias y avances tecnológicos que hacen el negocio más eficiente, el self-storage se está consolidando como una parte esencial del mercado inmobiliario español.

Referencias
FEDESSA & CBRE (2024). European Self Storage Annual Survey.
Cinco Días (2024). “El mercado de trasteros aumenta su capacidad un 50% en España en solo dos años.”
El País (2024). “El bum de los trasteros: ¿solución o parche a la falta de espacio en casa?”

El Self-storage en Europa: Una Estrella en Ascenso para los Inversores Institucionales

Un Mercado en Crecimiento pero Poco Abastecido

La industria europea de Self-storage históricamente ha estado rezagada en comparación con su contraparte en Estados Unidos, donde la penetración per cápita es casi cinco veces mayor. En Europa, hay solo 0.2 metros cuadrados de espacio de almacenamiento por persona en comparación con 0.9 metros cuadrados en Estados Unidos (Informe Anual de FEDESSA, 2024). Sin embargo, esta brecha se ha ido reduciendo a medida que los operadores se expanden en los principales mercados urbanos, impulsados por una creciente concienciación y demanda.

Regiones con una mayor penetración, como el Reino Unido y Francia, han experimentado un crecimiento constante tanto a través de adquisiciones como de desarrollos orgánicos. Por ejemplo, las adquisiciones de Shurgard en Londres y París, junto con la continua expansión de Safestore en el sureste de Inglaterra, han consolidado a estos países como centros de Self-storage (Informe Corporativo de Shurgard, 2024; Informe Corporativo de Safestore, 2024). El Reino Unido sigue siendo el mayor mercado de Self-storage de Europa, representando el 34.6% de todas las instalaciones, con tasas de ocupación que a menudo superan el 90% (Informe Anual de FEDESSA, 2024).

Mercados Emergentes con Potencial Inexplorado

A pesar del crecimiento en los mercados más maduros, el mercado europeo de Self-storage está lejos de estar saturado. Países como España e Italia, donde las tasas de penetración están muy por debajo del promedio europeo, presentan oportunidades significativas de expansión. En España, el número de instalaciones se ha duplicado en los últimos cinco años, impulsado por la creciente urbanización y los cambios en los estilos de vida (CBRE Self-Storage Insights, 2024). Italia, que recientemente atrajo empresas conjuntas de actores globales como Nuveen y Safestore, es otro mercado con potencial inexplorado (Noticias de Safestore). Alemania, a pesar de su tamaño, sigue estando menos desarrollada en comparación con sus vecinos, convirtiéndose en un objetivo clave para los inversores institucionales (Informe Anual de FEDESSA, 2024).

La Urbanización Impulsa la Demanda

En toda Europa, la urbanización ha sido uno de los mayores impulsores del crecimiento del Self-storage. Muchos residentes urbanos enfrentan un espacio habitable limitado, con un tamaño promedio de vivienda en el Reino Unido de solo 76 metros cuadrados en comparación con 216 metros cuadrados en Estados Unidos (CBRE Self-Storage Insights, 2024). El cambio hacia el trabajo remoto ha amplificado esta tendencia, ya que los hogares necesitan espacio para oficinas en casa, reduciendo aún más el almacenamiento disponible en casa. Ciudades como París, Barcelona y Milán han experimentado una demanda particularmente fuerte, con nuevos desarrollos llenando rápidamente su capacidad (Informe Anual de FEDESSA, 2024).

Las Empresas Impulsan el Crecimiento

Las empresas representan más del 30% de los clientes de alquiler de trasteros en Europa, con compañías de comercio electrónico, comerciantes y startups que dependen de estas instalaciones para inventarios y flexibilidad operativa. El auge del comercio minorista en línea ha sido un gran contribuyente, ya que las pequeñas y medianas empresas buscan alternativas escalables y rentables a los almacenes tradicionales.

Crecimiento de la Inversión Institucional

Los inversores institucionales han desempeñado un papel fundamental en la transformación del panorama del Self-storage en Europa. En los últimos años, varias adquisiciones de alto perfil han remodelado el sector. Shurgard ha expandido su presencia en Alemania, el Reino Unido y Francia, mientras que Nuveen se asoció con Safestore para ingresar al mercado italiano mediante la adquisición de Easybox. Hines, una firma global de inversión inmobiliaria, recientemente debutó en la industria europea del Self-storage al adquirir una cartera en Inglaterra (Informe Corporativo de Shurgard, 2024; Noticias de Safestore; Noticias de Hines).

Este flujo de capital no solo ha impulsado la consolidación, sino también la innovación. Los operadores están adoptando soluciones digitales como sistemas de acceso automatizado, reservas en línea y herramientas de gestión basadas en datos para mejorar la eficiencia y la experiencia del cliente (Informe Anual de FEDESSA, 2024). La sostenibilidad también se está convirtiendo en un enfoque clave, con muchos operadores integrando tecnologías eficientes energéticamente y sistemas de energía renovable.

Un Futuro Prometedor

Para inversores institucionales, firmas de capital privado y grandes fondos inmobiliarios, el sector europeo del Self-storage ofrece una combinación única de estabilidad, crecimiento y escalabilidad, lo que lo convierte en un activo cada vez más atractivo. Uno de sus principales atractivos es su naturaleza no discrecional, que asegura una demanda constante incluso durante recesiones económicas. A diferencia de otros sectores inmobiliarios más ligados a los ciclos económicos, el alquiler de trasteros se beneficia de impulsores de demanda estables como la urbanización, las transiciones de vida y las necesidades empresariales, lo que lo hace altamente resiliente en tiempos de incertidumbre.

Además, el Self-storage ofrece márgenes operativos sólidos debido a sus bajos requerimientos de personal y su modelo de negocio escalable. Las instalaciones a menudo se diseñan para acomodar tanto la demanda actual como el crecimiento futuro, con una inversión adicional mínima. Esta combinación de alta eficiencia y flujos de caja predecibles es particularmente atractiva para las firmas de capital privado que buscan ingresos estables y recurrentes.

Para los grandes fondos inmobiliarios, el Self-storage ofrece diversificación y retornos ajustados al riesgo favorables. La baja penetración del sector en Europa en comparación con Estados Unidos brinda amplio margen para la expansión, y la oportunidad de agregar carteras permite a los inversores institucionales consolidar mercados fragmentados, desbloqueando economías de escala. Además, la escasez de terrenos bien ubicados y las restricciones de zonificación crean altas barreras de entrada, que protegen a los operadores existentes y respaldan el crecimiento de los alquileres a largo plazo.

El creciente interés institucional también ha impulsado la innovación dentro del sector, con muchos operadores adoptando tecnologías avanzadas como sistemas de acceso automatizado, monitoreo remoto y modelos de precios dinámicos. Estos avances mejoran la eficiencia operativa y se alinean bien con las estrategias de creación de valor a largo plazo perseguidas por los fondos privados e institucionales. A medida que la sostenibilidad se convierte en una consideración central para los inversores, la capacidad del Self-storage para integrar prácticas ecológicas, como iluminación eficiente y sistemas de energía renovable, añade otro nivel de atractivo.

Con fundamentos sólidos, alta demanda y un importante potencial de crecimiento en mercados poco desarrollados, la industria europea de Self-storage está en una posición única para ofrecer rendimientos excepcionales en los próximos años. Para los inversores institucionales y firmas de capital privado que buscan un sector defensivo pero de alto crecimiento, el Self-storage destaca como una oportunidad de inversión convincente.