El arte del apriete: el self-storage enredado en aranceles

Cuando empecé a pensar por primera vez en el impacto de un segundo mandato de Trump en la industria del self-storage, acababan de entrar en vigor los primeros aranceles: un 10% a las importaciones desde China, un 25% a las de Canadá, y otras medidas similares hacia distintos socios comerciales. En ese momento, las primeras órdenes ejecutivas anunciaban un giro hacia políticas económicas más proteccionistas, pero todavía no estaba claro el alcance real que tendrían.

Avanzamos a abril de 2025, y la situación ha escalado rápidamente. Los aranceles sobre productos chinos han alcanzado un 145%, y Pekín ha respondido con aranceles del 125% sobre productos estadounidenses. Los mercados financieros han reaccionado con fuerza: se han esfumado billones en valor bursátil en pocas semanas, arrastrados por la creciente ansiedad de los inversores y una avalancha de decisiones imprevisibles que llegan desde Washington. Las consecuencias ya se están dejando notar en las cadenas de suministro globales, los costes de construcción y los flujos de inversión.

La Unión Europea tampoco ha salido ilesa. En respuesta a los aranceles estadounidenses—que incluyen un 25% sobre el acero y el aluminio y un 20% sobre una gama amplia de productos europeos—Bruselas ha aprobado contramedidas por valor de 23.000 millones de dólares. Entre los productos gravados se encuentran la soja, las motocicletas y los yates, en un paquete de medidas que se aplicará por fases a lo largo del año. Aunque la UE ha manifestado su preferencia por el diálogo, las tensiones comerciales ya están pasando factura a las relaciones económicas transatlánticas.

Para el sector del self-storage, las implicaciones empiezan a ser más visibles—aunque no necesariamente más sencillas. Si bien la industria ha demostrado fortaleza en crisis anteriores, este nuevo capítulo de turbulencia económica, disrupción comercial e incertidumbre monetaria plantea un reto distinto. Lo que empezó siendo una preocupación por el alza de los costes de construcción o los tipos de interés, podría convertirse en un replanteamiento más profundo sobre la disponibilidad de capital, el apetito inversor y las estrategias de expansión. En este artículo repasamos cómo este nuevo entorno puede redibujar el mapa del self-storage en EE.UU., Europa y más allá.

Un sector fuerte ante un contexto inestable

La industria del self-storage empezó 2025 con buena salud. En Europa, la actividad de fusiones y adquisiciones (M&A) se disparó en 2024, alcanzando los 875 millones de euros en transacciones cerradas a final de año—el triple que en 2023. Otros 546 millones de euros en operaciones en curso apuntan a otro año récord. Los inversores institucionales han mostrado un interés elevado, atraídos por la resiliencia del sector en un contexto de tipos altos e incertidumbre económica. En EE.UU., a pesar de los vientos en contra, los fondos de private equity y los REITs siguieron comprando activos, aunque con criterios más selectivos.

Pero con las nuevas políticas de Trump en marcha, el horizonte para la inversión, el desarrollo y la operativa en el sector está cambiando rápidamente.

Mercados de capital y tipos de interés: un nuevo equilibrio

Una de las grandes incógnitas para el sector es cómo responderá la Reserva Federal a la nueva política comercial. Si los aranceles disparan la inflación, la Fed podría verse obligada a mantener—o incluso subir—los tipos de interés, en lugar de recortarlos como se esperaba. Esto encarecería la financiación de nuevas adquisiciones y desarrollos, y podría frenar algunos planes de expansión. Aunque la liquidez sigue existiendo, el aumento del coste del capital ya está empujando a los inversores a reestructurar sus operaciones, con una mayor dependencia de deuda privada, joint ventures y fórmulas como el sale & leaseback.

En Europa, el efecto puede ser más indirecto pero igualmente importante. Muchos fondos estadounidenses han sido activos en el sector europeo, y un cambio en sus prioridades—por disputas comerciales, mayor rentabilidad en EE.UU. o pura cautela—podría enfriar la reciente fiebre compradora. Una encuesta de la Cámara de Comercio de EE.UU. ante la UE reveló que el 90% de las empresas americanas en Europa esperan un deterioro en las relaciones transatlánticas bajo esta administración, un factor que podría ralentizar la llegada de capital al self-storage europeo.

Costes de construcción y cuellos de botella logísticos

Los aranceles sobre el acero y el aluminio encarecerán el desarrollo de instalaciones de self-storage en todos los mercados, ya que el acero sigue siendo un componente central de la construcción. Esto afectará tanto a nuevas promociones como a ampliaciones, especialmente para operadores que dependen de estructuras prefabricadas. A esto se suman los componentes electrónicos—clave para las operaciones modernas, desde sistemas de acceso y kioscos hasta gestión por IA—que también podrían encarecerse o volverse más difíciles de importar.

Pero no es sólo cuestión de aranceles. Las tensiones geopolíticas más amplias—conflictos regionales, disputas diplomáticas y realineamientos estratégicos—están sacudiendo las cadenas de suministro. Los plazos de entrega se vuelven imprevisibles, los precios fluctúan, y el acceso a ciertas tecnologías se vuelve incierto. Muchos operadores que habían planificado expansiones con supuestos estables ahora se ven obligados a redibujar presupuestos, buscar proveedores alternativos o incluso retrasar obras.

¿Continuará el boom de adquisiciones?

El self-storage ha sido históricamente un refugio en tiempos de inestabilidad. Pero con los costes subiendo y la financiación apretándose, el ritmo frenético de adquisiciones podría ralentizarse. Los grandes grupos podrían reorientarse hacia el crecimiento orgánico, exprimiendo mejor sus activos actuales en lugar de seguir comprando a toda máquina.

Dicho esto, el contexto también podría generar oportunidades. Si los operadores pequeños se ven ahogados por los costes, podría acelerarse la consolidación. Los grandes grupos tendrán ocasión de adquirir activos en dificultades a valoraciones más atractivas—especialmente en mercados secundarios de EE.UU., donde las estructuras financieras más frágiles podrían no aguantar el nuevo entorno de tipos.

Más allá de EE.UU. y Europa, los movimientos en los mercados de capital también podrían afectar las estrategias de expansión internacional. Si se encarece la financiación en EE.UU., los fondos podrían redirigir su atención hacia regiones como Oriente Medio o Europa del Este, donde los fundamentos de oferta-demanda son más favorables y la regulación menos volátil.

Cambios en la demanda y el comportamiento del cliente

El impacto de estas políticas también se notará en la demanda. La incertidumbre económica suele ir acompañada de mayor demanda de trasteros: familias que reducen espacio, empresas que necesitan flexibilidad o almacenamiento temporal. Si la inflación y los aranceles golpean el bolsillo, no sería raro ver un repunte de contratos a corto plazo.

Ahora bien, si la renta disponible de los hogares cae por efecto de la inflación o los recortes en el empleo público, podríamos ver también una mayor sensibilidad al precio. ¿Se impondrán soluciones más económicas? ¿Cambiará la percepción del self-storage como un lujo o necesidad? Son preguntas abiertas que cada operador deberá responder con datos y agilidad.

Y cuando esto pase, ¿qué?

Más allá de lo inmediato, también hay que pensar en lo que vendrá después. Muchas de las medidas que está tomando esta administración podrían revertirse en el futuro. Los vaivenes fiscales, regulatorios y comerciales hacen más difícil trazar estrategias a largo plazo con certezas mínimas. Los operadores e inversores deben mirar más allá del corto plazo y construir escenarios flexibles.

En resumen: qué puede esperarse en los próximos meses

El self-storage sigue siendo uno de los sectores inmobiliarios más robustos, pero esta nueva etapa política introduce variables que no pueden ignorarse. Tipos de interés altos, cadenas de suministro tensas y movimientos de capital imprevisibles obligarán al sector a adaptarse.

En EE.UU., todo dependerá de si la Fed mantiene el pulso frente a la inflación. Si los costes de financiación no ceden, veremos menos obras y adquisiciones más selectivas. En Europa, las tensiones con EE.UU. podrían enfriar las inversiones, y los promotores tendrán que revisar bien los números antes de avanzar.

La buena noticia es que este sector sabe moverse en aguas revueltas. Las crisis y los cambios—como ya hemos visto otras veces—no sólo traen amenazas, también generan nuevas oportunidades. Y si algo ha quedado claro con este mandato, es que adaptarse no es una opción, es una necesidad.

El Desafío de la Gestión de Ingresos en Self-Storage: Estrategias para un Precio Óptimo

Introducción

La gestión de ingresos ha revolucionado industrias como la aviación, la hostelería y el alquiler de vehículos, permitiendo a las empresas ajustar dinámicamente sus precios en función de la oferta y la demanda en tiempo real. Las aerolíneas utilizan algoritmos avanzados para predecir tendencias de reserva y maximizar ingresos cobrando más por vuelos con alta demanda y ofreciendo descuentos para llenar asientos vacíos. Los hoteles ajustan sus tarifas en función del nivel de ocupación, la competencia y el momento de la reserva, mientras que las empresas de alquiler de coches modifican sus precios según la temporada, la demanda local y la disponibilidad de vehículos. Estas estrategias de precios permiten minimizar la pérdida de ingresos y optimizar el uso del inventario. Pero, ¿pueden estos principios aplicarse de manera efectiva al sector del self-storage o es necesario un enfoque diferente?

A primera vista, el self-storage parece encajar dentro del modelo de gestión de ingresos: su inventario es perecedero y cada trastero vacío representa una pérdida de ingresos que no se puede recuperar. Sin embargo, hay diferencias clave: la demanda es impulsada por la necesidad, los clientes son altamente sensibles al precio y, una vez que alquilan un trastero, rara vez interactúan con el servicio. Estas características requieren un enfoque adaptado que equilibre la optimización de ingresos con la retención de clientes y la competitividad en el mercado.

Principios Claves de la Gestión de Ingresos

La gestión de ingresos consiste en ajustar dinámicamente los precios en función de la demanda, la oferta y el comportamiento del cliente con el objetivo de maximizar los ingresos. Se basa en estrategias como:

  • Pronóstico de Demanda: Predecir fluctuaciones en la demanda a partir de datos históricos y tendencias del mercado.
  • Segmentación: Diferenciar clientes según su disposición a pagar y su comportamiento de uso.
  • Elasticidad del Precio: Entender la sensibilidad de los clientes a los cambios de precio.
  • Control de Inventario: Optimizar los precios en función de la disponibilidad en tiempo real.

Las industrias que aplican con éxito la gestión de ingresos, como la aviación y la hostelería, dependen de altos volúmenes de transacciones, interacciones frecuentes con los clientes y una urgencia marcada en la decisión de compra. En estos sectores, la disponibilidad de grandes volúmenes de datos permite modelos de precios sofisticados que maximizan los ingresos en tiempo real. Además, la urgencia de compra, como en la reserva de vuelos o estancias de hotel de última hora, permite implementar tarifas dinámicas que capturan el valor máximo de cada transacción.

En cambio, los clientes de self-storage alquilan trasteros por necesidad y no por impulso, suelen mantener sus contratos durante largos periodos y rara vez repiten la transacción. Esta falta de urgencia e interacción continua hace que los modelos tradicionales de gestión de ingresos, que dependen de ajustes frecuentes de precios y de una rotación rápida de clientes, no se adapten bien a este sector.

Las Limitaciones de la Gestión de Ingresos Tradicional en Self-Storage

Aplicar la gestión de ingresos al self-storage sin adaptaciones provocaría fluctuaciones continuas en los precios, basadas en conjuntos de datos limitados y poco fiables, lo que resultaría en una tarificación inestable y difícil de prever. Los precios de los trasteros cambiarían con frecuencia, con subidas pronunciadas en momentos de alta demanda que podrían amenazar la ocupación, mientras que los trasteros con menor demanda podrían sufrir descuentos excesivos que erosionarían la rentabilidad. Los inquilinos existentes podrían enfrentarse a aumentos bruscos en sus tarifas, generando insatisfacción y aumentando la rotación de clientes.

Este modelo, que funciona bien en industrias con transacciones frecuentes y alta urgencia, no tiene en cuenta la naturaleza a largo plazo de los alquileres de self-storage, la escasa interacción con los clientes y la alta sensibilidad al precio. A diferencia de los hoteles y las aerolíneas, donde las transacciones son recurrentes y los precios se ajustan a diario para optimizar ingresos, el self-storage opera en un ciclo mucho más lento. Los clientes toman una única decisión de alquiler y pueden mantener su trastero durante meses o incluso años, dejando pocas oportunidades para ajustes continuos de precio. Además, la competencia en precios es alta y la fidelidad a la marca es baja; un aumento brusco de la tarifa puede hacer que los clientes opten por un competidor con una oferta similar a menor coste.

Otro reto clave es el equilibrio entre la rentabilidad a corto plazo y la retención de clientes a largo plazo. Aunque la gestión de ingresos busca maximizar el beneficio inmediato, incrementos agresivos en los precios pueden aumentar la rotación de clientes, prolongar los periodos de vacancia y, en última instancia, reducir la rentabilidad. Para que la gestión de ingresos sea efectiva en self-storage, debe transformarse en una estrategia de precios adaptada a las particularidades del sector, considerando la ocupación, el valor percibido de los trasteros, la retención de clientes y la sensibilidad al precio de los distintos segmentos de usuarios, en lugar de basarse solo en ajustes automáticos de tarifas.

Diseñando una Estrategia de Precios Optimizada para el sector del Self-Storage

  1. Tarificación Basada en la Ocupación
    En lugar de fijar precios estáticos, los operadores deben ajustar tarifas de forma estratégica según los niveles de ocupación y la demanda del mercado. Si el 85% de los trasteros de 5m² están ocupados mientras que solo el 50% de los de 15m² están alquilados, aumentar los precios de los trasteros más pequeños mientras se ofrecen incentivos temporales en los más grandes es una estrategia lógica y efectiva. No obstante, este método solo es válido cuando hay un número suficiente de trasteros en una categoría de tamaño específico para generar datos estadísticamente relevantes.
  2. Segmentación de Clientes y Tarificación Basada en el Valor
    Los clientes no perciben el valor de un trastero de la misma manera. Una empresa que almacena inventario puede estar dispuesta a pagar más por seguridad y acceso 24/7, mientras que un estudiante buscando almacenamiento temporal prioriza el precio. Adaptar la estrategia de precios a estos segmentos permite optimizar ingresos sin afectar la ocupación.
  3. Gestión de Incrementos en los Alquileres
    Los inquilinos a largo plazo pueden estar pagando menos debido a tarifas obsoletas. Aplicar aumentos graduales y bien comunicados ayuda a mejorar la rentabilidad sin generar una alta rotación.
  4. Retención de Clientes
    Retener clientes es más rentable que adquirir nuevos. Ofrecer descuentos por permanencia, opciones de arrendamiento flexibles o servicios adicionales como recepción de paquetería incentiva la fidelización.

Implementar estas estrategias de precios es esencial para optimizar los ingresos y garantizar la estabilidad de ocupación a largo plazo, pero los operadores de self-storage también deben ser conscientes de los desafíos inherentes. Dado que la demanda está impulsada principalmente por la necesidad, retener clientes puede ser complicado cuando ya no requieren el espacio. Incluso con incentivos bien estructurados y un servicio excepcional, algunos inquilinos inevitablemente rescindirán sus contratos cuando su situación cambie. Por ello, es crucial que los operadores encuentren el equilibrio entre la maximización de ingresos y un enfoque de precios competitivo que fomente estancias más largas siempre que sea posible.

El Papel de la Tecnología en la Optimización de Precios

Los proveedores de software de gestión para el sector del self-storage han reconocido la necesidad de integrar estrategias de gestión de ingresos adaptadas y están mejorando continuamente sus plataformas para permitir modelos de tarificación dinámicos y basados en datos. Estos avances permiten a los operadores tomar decisiones informadas y en tiempo real sobre precios, basadas en tendencias de ocupación, fluctuaciones del mercado y comportamiento de los clientes, garantizando un enfoque más preciso y estratégico para la optimización de ingresos.

Los sistemas avanzados de gestión ahora permiten ajustes automatizados de precios que reaccionan dinámicamente a los cambios en la demanda, la ocupación y las tendencias competitivas. Plataformas como Kinnovis, Stora, Storganize, Yardi Breeze, storEDGE, Storable y Prorize ofrecen herramientas de gestión de ingresos que ayudan a los operadores de self-storage a optimizar la rentabilidad de sus instalaciones.

Estas soluciones incluyen:

  • Ajustes automáticos de tarifas en función de umbrales de ocupación predefinidos.
  • Monitoreo en tiempo real de los precios de la competencia para mantener una posición competitiva en el mercado.
  • Pronósticos de demanda estacionales, permitiendo ajustes anticipados en los precios.
  • Análisis del comportamiento del cliente, ayudando a prever tasas de renovación y posibles desocupaciones.

Al aprovechar herramientas impulsadas por inteligencia artificial, las empresas de self-storage pueden optimizar sus ingresos, minimizar errores humanos y evitar decisiones subjetivas en la gestión de precios.

Conclusión

Una estrategia de precios bien ejecutada no solo se trata de maximizar ingresos, sino que también es clave para prevenir la pérdida de rentabilidad y asegurar un crecimiento continuo, especialmente en instalaciones estabilizadas donde las oportunidades de captar nuevos clientes son limitadas. En el sector del self-storage, donde los modelos tradicionales de gestión de ingresos no siempre resultan efectivos, los operadores deben encontrar el equilibrio entre la adaptación dinámica de precios y la estabilidad de ocupación. Aprovechar estrategias de precios basadas en datos, comprender la segmentación de clientes y utilizar tecnología avanzada permite a los operadores perfeccionar su enfoque y capturar un mayor valor sin comprometer la retención de inquilinos. El desafío persiste: ¿cómo pueden las empresas de self-storage seguir evolucionando sus modelos de precios para mantenerse competitivas y fomentar un crecimiento sostenible a largo plazo?